Un daño a nuestro símbolo nacional, con un símbolo apropiado por el globalismo |
Una de las críticas fundamentales al libertarianismo es su potencial para generar desigualdad extrema en la sociedad. Al promover la mínima intervención del gobierno, esta filosofía podría favorecer a aquellos con mayores recursos económicos, creando brechas aún más amplias entre ricos y pobres. La falta de regulaciones y políticas redistributivas podría exacerbar la desigualdad y socavar la cohesión social.
Otra crítica importante al libertarianismo se centra en su postura frente a la protección social. Al limitar la participación del gobierno en la provisión de servicios básicos como la educación, la salud y la seguridad social, esta filosofía podría dejar desprotegidos a los sectores más vulnerables de la sociedad, dificultando el acceso a servicios esenciales y profundizando la exclusión social.
Como hombres de la Tradición, estamos guiados por una idea supramaterial, suprahistórica, metapolítica; nuestra intención no es la de una simple enunciación de los problemas o fallas que en estos tiempos se han dado en el país, tarea difícil de agotar pues esta época representa corrupción, engaño partidocrático por doquier; o quizá proponer medidas “alternativas” que fortalezcan y mejoren la “democracia” ecuatoriana. ¡No! Sería seguirles el juego a los “politólogos” modernos, con su ya conocida receta “la democracia se cura con más democracia”, tamaña estupidez propia de mentes que solo responden a lo más bajo, a lo ínfero. Tampoco queremos inmiscuirnos en actividad politiquera partidista alguna, toda ella espuria y deletérea, consideramos que en las actuales circunstancias la actividad política en la democracia no merece entrega alguna.
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